Mi vida universitaria
- Victoria Azcurra Tasiukaz
- 12 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Todo comenzó a inicios del año 2016, terminé la secundaria y recuerdo que no sabía qué camino tomar o hacía donde ir, las inscripciones ya estaban abiertas desde hace semanas, en un ir y venir de decisiones acerca de carreras y profesiones sabía que mi destino estaba ahí, en algún lugar relacionado al periodismo. Ese momento ya había llegado, era el de tomar la decisión más importante de mi vida, se trataba de la preparación profesional que iba a elegir. Un día me levanté y fui decidida sobre mi carrera, me inscribí en Lic. Comunicación Social, algo me dijo “bienvenida a este nuevo mundo” todo era distinto para mí desde aulas, horarios, caras nuevas y un sistema totalmente distinto al que uno se acostumbra, pero no tardé en acostumbrarme ya que estaba muy a gusto. El tiempo fue pasando y fue un gran esfuerzo para mí durante años en distintas aulas, materias y apuntes. Ser universitario es distinto a ser estudiante, distintas problemáticas pasaban por mi cabeza, o sea, uno se acostumbre a vivir con distintas frustraciones o vivir constantemente con el miedo al fracaso. En la universidad los nervios siempre me jugaron en contra y se me formaba la famosa “mente en blanco”, cada vez que me sentaba en frente a un tribunal del final para el examen oral, me temblaba todo pero por suerte dentro del sistema universitario también hay docentes buenos y otros no tan buenos, unos tratan de calmarte para romper el hielo y otros se aprovechan de ese estado de nerviosismo para bombardearte a preguntas, y en ese momento por mi cabeza sólo pasaba “es aprobar o aprobar” y es una sensación horrible que pasó por mí y pasa por cualquier otro estudiante universitario, porque sentimos que si no aprobamos somos fracasados pero es válido desaprobar, es parte de la vida equivocarse y volverlo a intentar. Para alcanzar mis sueños académicos tuve que sacrificar varias comodidades como la mayoría de mis compañeros, distintos desvelos, por otro lado dejar de lado esos fines de semana y esas juntadas con amigos a las que no fui por quedarme en mi casa preparando el examen o haciendo algún trabajo, se perdieron y ya no puedo volver el tiempo atrás, pero hoy estoy acá, exactamente a cuatro meses de finalizar esta gran meta. Tengo muy presente que al concluir mi carrera me espera una nueva parte en mi vida, que no será fácil conseguir mi primer empleo, los modos y costos de vida son elevados y que no siempre voy a estar a gusto pero siempre tuve en claro mi objetivo y es que el día de mañana pueda retribuirle a la sociedad desde mi lugar. Hubo mucho esfuerzo pero sobre mí misma, sobre mi proyecto de vida. Y cada día falta menos para decir... “Lo logre, me recibí”.

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