Del pueblo, a la ciudad
- Mariano Soria
- 26 ago 2019
- 2 Min. de lectura
Hace cinco años, me encontraba aún sentado en los bancos de la escuela agropecuaria del Departamento General San Martín, charlando con mis compañeros, quienes no imaginaba que esa relación tan cercana y aferrada se perdería en unos años, me encontraba allí aun disfrutando de mis últimos días de escuela, aún no definiendo que haría de mi futuro.

En una noche linda y amena de noviembre, nació una conmovedora charla de mis padres hacía mí hermano y yo, abriendo el abanico de posibilidades de carreras para poder elegir, en el cual entre dudas y desconciertos, empezamos a preguntar lo que consigo traía cada carrera, aunque mi hermano ya estaba dentro de todo definido de lo que iba a estudiar, a mí me surgían miles de dudas, no estaba totalmente convencido de lo que pretendía que no solo me iba a gustar, sino también llenar y me pueda realmente hacer feliz trabajando en un futuro sobre eso, es por eso que hasta un par de semanas, estuve indeciso.
Esto es algo que siempre me llamó la atención, escribir. Lo hago desde niño, de hecho, hoy siendo un poco más grande, me gustaría encontrar aquellos escritos en un abc, que eran la biblioteca de mis primeras inspiraciones. Pensé que lo mío iría por ese lado, es por eso que, a fines de noviembre viajé por primera vez a la ciudad de la rioja, para inscribirme a la licenciatura en letras.
Esa fue la primera vez que ingresé a la universidad, me sentía perdido realmente, para mi era como ir a un hospital al ver tantos edificios, pero por suerte pude llegar a la oficina del alumno para poder hacer entrega de todos los papeles que necesitaba para inscribirme a la carrera. En febrero del próximo año ingresé, nunca olvido la primera clase, porque no la tuvimos, ese día el secretario fue a avisarnos después de una hora de esperar que el profe no iría, que debiéramos volver al otro día al mismo horario.
A todo esto, manejarme en colectivo, no tener a alguien que te despierte, o te diga o recuerde lo que tenias que hacer, era super nuevo, me empecé a dar cuenta que la vida de adulto a mis culminantes 17 años empezaba a llegar, para poder enfrentar este desafío. El hecho de tener a la familia lejos, los amigos, toda esa gente que te escuchaba a diario te hacia sentir solo, pero después me di cuenta que es algo que les pasa a miles de chicos que vienen desde las afuera de la provincia o incluso desde otras partes del país, que al igual que yo,vienen a cumplir sus sueños académicos aquí, es por eso que mis primeras relaciones de amistad fueron generalmente con chicos que venían desde otras partes, suena raro decírlo pero teníamos vidas parecidas, y eso nos hacía iguales en esos momentos.
Hoy en día estoy en otra carrera, con otras amistades, otros objetivos, y otro estilo de vida distinto al que tenía cuando llegué, en cinco años han cambiado muchísimas cosas, he aprendido mucho, reflexionado, adquirido cosas nuevas, cometí miles de errores, me veo muy distinto incluso a cuando llegué aquí, pero si es algo que siempre voy a estar agradecido, y jamás olvidaré es sobre donde vengo, motivo por el cual escribo esta historia.

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